Nunca se debe finalizar una regresión bruscamente.
Puede que crea que le hace un favor o porque él mismo no se atreve o no sabe cómo manejar esa situación. Sin embargo, no se debe concluir NUNCA una regresión de manera abrupta, aunque sea el mismo paciente que abra los ojos e incluso se incorpore en la camilla.
Rápidamente le tenemos que decir que vuelva a estirase con los ojos cerrados; que centre su atención en su respiración y que con cada respiración se va calmando y alejando de ese recuerdo.
Es aconsejable archivar ese recuerdo en algún sitio, antes de finalizar, para poder volver a revisarlo en otra sesión. Para lo cual le haremos visualizar cualquier lugar, donde más adelante podamos recuperarlo con facilidad. Puede ser, por ejemplo, la capeta en el escritorio de un ordenador con el título de la imagen revivida o dentro de una carpeta con ese título, contenida en un cajón archivador dentro de una oficina etc.
Luego le llevamos a un recuerdo feliz de su vida actual y solo cuando nos hemos asegurado de que se siente bien, le vamos despertando progresivamente.