Fobias

En el inicio de la terapia aparecieron los recuerdos negativos de otras existencias que tenía asociados al mar. En una vida era un niño que embarcaba como polizón en un barco, lo descubrían, lo ataban de pies y manos y lo tiraban al mar. En otra era un farero que veía como un barco en el que iba su hijo, chocaba contra las rocas durante una tormenta muy fuerte y todos sus tripulantes se ahogaban. También se vio como una abuela que estaba cuidando a su nieto pequeño y en un descuido el niño cae al mar. Ella no sabe nadar y ve como el niño se ahoga. Todas estas experiencias habían dejado en su mente una impronta de impotencia y terror frente al mar, generando la siguiente creencia inconsciente: “el mar es demasiado fuerte y poderoso, el mar es muerte”.

Entendió que el recuerdo de la desesperación de esa abuela al ver ahogarse a su nieto se le despertaba en su vida actual cada vez que veía como su hijo se adentraba en el mar y que ese criterio de “el mar es muerte, es demasiado fuerte y poderoso” le impedía adentrarse en el mar.

Se utilizaron vidas positivas con experiencias muy placenteras y satisfactorias en el mar para crear nuevas asociaciones muy positivas respecto al mismo. Se utilizaron estrategias de reprogramación que desactivaron el impacto de esos recuerdos traumáticos, potenciando y magnificando las sensaciones y creencias positivas respecto al mar. Todo ello dio lugar a una nueva conducta en el mar.


FOBIA PERROS

MUJER JOVEN VIENE A CONSULTA PORQUE TIENE FOBIA A LOS PERROS. SI VE UN PERRO POR LA CALLE TIENE QUE CAMBIAR DE ACERA, LE ENTRA TAQUICARDIA Y EMPIEZA A SUDAR, ENTRANDO EN UN ESTADO DE PÁNICO.

Empezamos a trabajar yendo a buscar los recuerdos que estaban produciendo esa reacción de miedo intenso cuando veía un perro aunque fuera en la distancia. Revivió distintas vidas en las que había sido atacada y despedazada por perros. En una de ellas se vio como un ladrón que entraba a robar en una mansión que estaba vigilada por perros que estaban entrenados para matar y se le echaban al cuello, causándole la muerte. En otra se vio como una esclava que huía campo a través y su dueño le seguía el rastro con una jauría de perros que se le echaban encima y la despedazaban. El recuerdo de esas dos vidas en que los ladridos y la proximidad de los perros estaban asociados al terror y la muerte le había hecho llegar a un criterio que decía “los perros son asesinos, son animales sin sentimientos”. Cuando en la vida actual veía acercarse un perro se activaba la angustia que sintieron ese hombre y esa mujer que intentaban huir y sabían que cuando los perros los alcanzaran los iban a despedazar. Se la ayudó a experimentar recuerdos positivos relacionados con los perros. Revivió una vida en que era una niña que tenía una perra y esa perra era su mejor amiga, le daba protección, dormía abrazada a ella y era su compañera de juegos preferida. Utilizamos ese recuerdo para reforzar que los perros tienen sentimientos y hacer que entendiera que si un perro es tratado con amor ofrecerá amor, que los perros no son animales peligrosos sin sentimientos sino que es el hombre quien los educa para convertirlos en asesinos. En la reprogramación se utilizó el recuerdo de esa niña que había amado a su perra más que a nada en el mundo para potenciar asociaciones positivas frente a los perros, reforzando los momentos en que se sentía protegida, llena de confianza, de diversión y amor, estableciendo un nuevo criterio frente a los perros que decía “los perros son compañía y protección”. Al concluir la terapia, el miedo irracional que tenía frente a los perros se había disuelto.